Entrevista a Carmen Peña: «Si quieres que mejore la salud pública, apóyate en las mujeres»

 
 
10/06/2015
 
Compartimos la entrevista que le han realizado a Carmen Peña, presidenta de la Federación Internacional Farmacéutica (FIP) en la revista MUJERHOY
  • Por primera vez en un siglo de historia, una mujer ha sido elegida presidentea de la FIP, la organización que agrupa a más de tres millones de farmacéuticos de todo el mundo. Y es española. 

Puede que el nombre de Carmen Peña no suene demasiado en nuestro país, aunque sea una de las personas más influyentes del mundo. Desde el año pasado, es la presidenta de la Federación Internacional Farmacéutica (FIP), que agrupa a más de 3,5 millones de farmacéuticos de 132 organizaciones de todo el mundo. Nunca antes un español, ni una mujer, había ocupado este cargo. Para las mujeres farmacéuticas, significa una puerta abierta a puestos de decisión, copados mayoritariamente por los hombres.

Y ella lo ha percibido así desde el comienzo. «¡Confío en que luches por nosotras, que tenemos la misma formación que nuestros compañeros, pero carecemos de sus oportunidades para llegar a puestos de responsabilidad!», cuenta Carmen Peña que le dijo una joven latinoamericana durante el Congreso Mundial de Farmacia celebrado en Bangkok, tras su elección. Otra chica tailandesa se acercó a decirle tímidamente: «Usted es mi inspiración», recuerda. «Me di cuenta, entonces, de la enorme responsabilidad que conlleva este cargo», confiesa. «Pensé también que defender a las mujeres es defender la profesión, porque en muchos países, entre ellos España, nosotras somos mayoría. Soy consciente de que farmacéuticas de muchos países no tienen acceso a puestos de decisión y eso es un hecho que hay que cambiar».

– Mujerhoy. ¿Ha vivido usted esa situación?

– Carmen Peña. En cierto modo, sí. Cuando tenía 36 años y era vocal en el Consejo General de Farmacéuticos de España, me propusieron ser secretaria general, un puesto que jamás había ocupado una mujer y que exigía dedicación total y viajar mucho. Un compañero de la Junta, que nunca antes me había llamado, me telefoneó y me dijo: Creo que tú, como mujer con tres hijos pequeños, no deberías presentarte, por lo que he pensado proponerme yo. ¡Él tenía mi edad y dos hijos! Esa llamada me decidió. Supe que tenía que aceptar el puesto por todas las mujeres que encontraban trabas a su desarrollo solo por una cuestión de género.

– MH: ¿De dónde nace toda esa fortaleza?

– CP: En gran parte, de mi madre. Si algo nos transmitió a mi hermana y a mí fue que fuéramos independientes. Nos decía: «Estudiad para tener una profesión. Y, luego, si estáis con un hombre, que sea porque queréis, no porque os solucione o financie la vida. Sed siempre libres».

– MH: ¿Cómo fue su infancia?

– CP: Yo soy una niña de los años 60. Nací en Venezuela (mi padre se trasladó allí por motivos familiares y se casó por poderes con mi madre), pero a los pocos años volví a España. Mi madre era hija del ingeniero de la Naval en Reinosa (Cantabria) y mi padre era militar, hijo de un empleado de la Naval, así que ese noviazgo no tenía la aprobación de mi familia materna. Pero mi madre pensaba por sí misma y se casó con el hombre que había elegido, un hombre bueno, que le dejó todo el espacio para ser como quiso ser.

– MH: Tuvo el mejor modelo en casa.

– CP: Pues sí. Nos volvimos a España en 1964, porque mi madre se empeñó en que estudiáramos aquí y mi padre apoyó su decisión. Mi hermana estudió Farmacia y Medicina, y yo me doctoré en Farmacia. Mi otro gran referente y otra gran suerte en la vida es Antonio, mi marido. Es ingeniero industrial, luego hizo Ingeniería de Armamento y ahora está en el Ministerio de Defensa, donde dirige un laboratorio. No solo ha valorado siempre mi trabajo, sino que me ha ayudado a crecer.

– MH: No todas las parejas actúan así.

– CP: Tener al lado a una persona segura de sí misma marca la diferencia. En cambio, las inseguridades y la falta de confianza del hombre tiran de la mujer hacia abajo.

– MH: ¿Esa mentalidad se transmite a los hijos?

– CP: Los nuestros (una farmacéutica con dos niños, un médico que acaba de terminar la residencia y la más pequeña, que estudia Derecho) han visto en su casa que las trabas nos las ponemos nosotros cuando aceptamos presiones del exterior.

– MH: ¿Por qué tantas mujeres estudian Farmacia?

– CP: Esta es una profesión que se acerca a las necesidades de las personas y las mujeres tenemos aptitudes innatas en ese terreno, lo cual es tremendamente valioso. ¿Quieres mejorar la Sanidad, conseguir un uso seguro del medicamento, incorporar fuerza productiva a un país? Apóyate en la mujer. Lo vemos cada día en las campañas de vacunación, nutrición, educación, salida de la pobreza en el tercer mundo… ¡Como no vayan dirigidas a la mujer, no funcionan!

– MH: ¡Y mire que lo tienen difícil en algunos países!

– CP: Sí. Muchas parten ya con debilidades emocionales, sociales, educativas, incluso físicas, y las autoridades no se dan cuenta de que eso empobrece al país, porque las mujeres son más del 50% de la población. Por razones culturales o por una interpretación sesgada de la religión, se les niegan sus oportunidades. ¿A veces, como dicen, la mujer es la peor enemiga de la mujer? Sí, porque también en los países más ricos existen barreras. En cualquier caso, si has sido una mujer subyugada, infravalorada como ser humano, maltratada psíquica o físicamente, ves una realidad distorsionada. Y es más difícil que esa mujer, que ha crecido sin espacio propio, conceda espacio a otra.

– MH: Desde su nuevo cargo, ¿cómo ve a España?

– CP: He comprobado que este país es menos machista que otros que se tienen por más avanzados. En algunos países anglosajones hay un tipo discriminación muy sutil, más perversa, porque se cuela en la sociedad sin que parezca que existe.

– MH: Usted es una excepción, ¿también hay techo de cristal en el mundo farmacéutico?

– CP: Para ser justa, debo decir que me resulta más fácil tratar con los hombres de este sector que con los de otros, porque están más habituados a tener a mujeres como interlocutoras y su mentalidad es más abierta. Dicho esto, es verdad que, cuando vas accediendo a puestos de poder, miras a tu alrededor y ves que en cada nivel superior hay menos mujeres.

– MH: Muchas abandonan cuando llegan los hijos.

– CP: A mí me parece bien si es una decisión propia. Se trata de un derecho y una opción personal. Lo malo es que lo hagan por presiones culturales o sociales, a menudo sin ser muy conscientes de ello.

– MH: ¿Qué le diría a una mujer que quiere ascender profesionalmente?

– CP: Que ponga el corazón en todo lo que haga, sin pensar en los resultados inmediatos. Además, si trabajas así, disfrutas más.

– MH: ¿Qué es lo que más le está costando?

– CP: Quizá hacerme con el equipo de Recursos Humanos. Son departamentos que están en marcha, entonces llegas tú, y ellos no saben si vales o no. Además, soy latina y ellos tienen una cultura anglosajona.

– MH: ¿Y cómo gestiona ese tipo de situaciones?

– CP: Sé que el liderazgo no se gana por votación, sino actuando con rigor y respeto.

¿Quién es ella?

Nació en Venezuela de padres emigrantes, pero de niña volvió a España. Doctora en Farmacia, casada y con tres hijos, reconoce que sus padres siempre la impulsaron para ser una mujer independiente y luchadora, que pudiera disfrutar de su vida familiar sin tener que renunciar a sus metas profesionales. Presidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España desde 2009 y hasta el pasado mes de abril, la presidenta de la FIP lleva 20 años en la organización y, desde 2008, es una de sus 28 vicepresidentes. Además, pertenece a la Real Academia Nacional de Farmacia y a la Academia Iberoamericana, y ha recibido numerosos premios.


 

¿Qué es la Federación Internacional Farmacéutica (FIP)?  

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