El Cabildo entregó este pasado lunes 25 de febrero la Medalla de Oro de la Isla a las 30 empresas centenarias de Tenerife, como reconocimiento de su actividad y aportaciones a la sociedad tinerfeña.
En el Pleno del Cabildo de Tenerife se acordó otorgar distinciones honoríficas a aquellas empresas con más de 100 años de actividad. Con este galardón, la Corporación insular hace un reconocimiento a aquellas empresas más antiguas y también a los valores que las han hecho perdurar en el tiempo. Entre otros, se ha tenido en cuenta la contribución al empleo y a la economía familiar, el sector al que se dirige, el número de generaciones implicadas y su compromiso social y medioambiental.
Las 30 empresas seleccionadas para esta distinción son: Farmacia Feria, Farmacia Castillo–C.B Hernández Alonso, Grupo Óptica Rieu, Pirotecnia Hermanos Toste S.L, Sucesores de Miguel Herreros S.A, Víctor Núñez, Farmacia Fuentes, Tejidos García Feo, Calzados Afonso, Café Taoro– Casa Egon, Ferretería La Orotava, Dulcería Isora, Farmacia Santos Lecuona, Musical Paz Cerezo, Molino de Gofio La Molineta–Estrella de Oro S.L., Pedro Duque Canarias S.A., Hotel Aguere, Litografía Romero, Calzados Dorta–La Bandera Blanca, Farmacia El Negrito, Farmacia La Estación ., de Tacoronte, Imprenta Gráficas Sigú, Imprenta Bonnet, Hotel Marquesa, La Moderna–Muebles Mirabal, Almacenes La Venta Nueva S.L, Antiguo Molino de Agua Chano, Molino de Gofio “La Máquina”, Panadería Santiago e Hijos S.L. y Bar Chucho–Casa Emiliano.
El acto contó con la presencia del presidente del Cabildo, Carlos Alonso; el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo; el vicepresidente primero del Cabildo, Aurelio Abreu; el vicepresidente socioeconómico, Efraín Medina; los alcaldes de los municipios de La Orotava (Francisco Linares), San Cristóbal de La Laguna (José Alberto Díaz), Santa Cruz de Tenerife (José Manuel Bermúdez), Los Realejos (Manuel Domínguez), Puerto de la Cruz (Lope Afonso), Guía de Isora (Pedro Martín) y Tacoronte (Álvaro Dávila), y los representantes de las 30 empresas galardonadas.
El presidente del Cabildo recordó, durante su intervención, que “muchas empresas echaron el cierre porque apareció una competencia contra la que no podía luchar. Miles y miles de persianas se dejaron caer al tiempo que se iluminaban otros escaparates. Sólo unos pocos elegidos estaban llamados a sobrevivir nada menos que un siglo”. “Estoy seguro de una cosa, no ha sido una cuestión de azar. Una frase célebre de Einstein decía que cuando la suerte le viniera a visitar le encontraría trabajando. Es posible que siempre se necesite un poco de fortuna, pero si detrás de los proyectos no existe el talento, la capacidad y la entrega, es muy difícil que nada salga adelante. Hace cien años unos emprendedores idearon una marca y pusieron en marcha una empresa. Un siglo más tarde, esas empresas están aún vivas en manos de sus descendientes. Eso no puede ser fruto de la casualidad”, aseguró.
Alonso destacó que se trata de “empresas que han sabido adaptarse a los cambios, a la modernización y a las novedades de un mercado complejo. Pero que no olvidan una cosa, son empresas locales, arraigadas en el tejido social de las Islas. Un patrimonio que diferentes generaciones de consumidores han avalado con su confianza. Y constituyen la verdadera riqueza de una sociedad como la nuestra porque son negocios cuyos beneficios se quedan en Tenerife y se redistribuyen en nuestra propia economía”.
“Tengo la convicción de que nos toca seguir defendiendo nuestra singularidad, la que permite que el tejido económico de las islas siga progresando y aprovechando esas nuevas oportunidades. Ustedes han demostrado que no se trata que nos traten como desvalidos, los canarios somos muy capaces. Reclamo que ante un mundo cada vez más impredecible y cambiante, el Estado respete lo que hemos conseguido: un trato justo, una competencia leal, un horizonte de oportunidades, un marco específico, abierto y diferencial para que estas islas continúen su progreso”, afirmó Alonso.
En representación de los homenajeados, Silvia Rieu, de Ópticas Rieu, tomó la palabra y agradeció el reconocimiento del Cabildo. “Pertenezco a la tercera generación de una empresa familiar fundada a principios del siglo XX, cuando esta isla era muy diferente. Y ya vamos por la cuarta generación. Cuando heredas la responsabilidad de dirigir una empresa en la que tu padre, y antes tu abuelo, se dejaron la piel para sacar adelante, el trabajo se convierte en algo más que en un mero trabajo. Sobre tu espalda, sobre la de todos los que estamos aquí, recae el deber de hacerlo siempre lo mejor posible, sin horarios, sin excusas…, porque la única razón por la que una empresa logra sobrevivir tantos años es porque detrás hay gente luchadora, dispuesta al sacrificio y porque hay un vínculo de cariño y apego que solo una empresa familiar posee, y nuestro deseo de ofrecer lo mejor siempre a los tinerfeños”, indicó durante su discurso.
Además, quiso reconocer el trabajo de las empresas que “ya no están, a aquellos a los que el tiempo devoró en aras de lo que llamamos el progreso”. “Tenemos un gran reto por delante, y es ahora cuando debemos ser más fuertes que nunca. Tenemos una gran responsabilidad con nuestros clientes y con nuestros empleados y sus familias, y estoy segura de que precisamente por eso todos los presentes estamos ya trabajando en ello hace tiempo. Está claro, que nuestras instituciones deben también ser conscientes de todo esto y traducirlo en planes específicos que nos faciliten un poco este proceso”, aseveró
Farmacias galardonadas
Farmacia Feria. Se trata de una empresa familiar, fundada en 1900 por Juan Feria Concepción, a la que recientemente se ha incorporado la cuarta generación. Destaca su intensa actividad innovadora, a través de su laboratorio de formulación magistral que cumple con todas las exigencias técnicas del siglo XXI, y su participación activa con la Universidad de La Laguna en el desarrollo de fórmulas pediátricas en colaboración con el departamento de Tecnología Farmacéutica de la Facultad de Farmacia. Su atención profesional al paciente-cliente se lleva a cabo a través de un excelente personal, permanentemente formado y motivado y cuenta con un compromiso con la RSC (Responsabilidad Social Corporativa) que queda de manifiesto en su colaboración activa con varias ong como Farmacéuticos Mundi, la Asociación Iraitza de tapones solidarios y la Fundación Sigre de recogida de medicamentos usados, así como el hecho de ser accesible a todos los públicos.
Farmacia Castillo. Fue fundada en 1899 por Emilio Serra y Fernández de Moratín, prestigioso farmacéutico, periodista y político, y es uno de los pocos establecimientos pioneros en la Isla que aún hoy continúa abierto al público que mantiene su fachada original. Al igual que otras empresas centenarias situadas en la santacrucera calle del Castillo, es un estandarte y forma parte innegable del paisaje urbano santacrucero. Ya no se trata de una empresa familiar, pues fue adquirida por sus actuales propietarias en 1996. Sin abandonar la formulación magistral que realiza actualmente a través de laboratorios terceros, la empresa se ha especializado en homeopatía, cosmética y dietética. Por su compromiso con la RSC (Responsabilidad Social Corporativa) recibirá próximamente la primera acreditación en la isla de “Amigable con el Alzheimer” por su concienciación y sensibilidad con los afectados por esta enfermedad, para la que todo el personal de la farmacia ha recibido formación para la atención de esta especial clientela, además de cumplir con ciertos requisitos.
Farmacia de Fuentes. Negocio familiar fundado en 1879 por Saturio Fuentes González en la Villa de La Orotava. Desde finales del siglo XIX hasta nuestros días, la Villa de La Orotava ha contado con la presencia de una familia de farmacéuticos que han jugado un papel fundamental, no sólo en la sanidad local, sino también en el ámbito social. Está actualmente dirigido por la cuarta generación, que ha querido conservar la esencia de épocas pasadas, como se puede contemplar en parte de su antiguo mobiliario y decoración, adaptándose a los nuevos tiempos tecnológicos y a las exigencias del mercado. Sin dejar de lado su legado en la elaboración de fórmulas magistrales y la esmerada atención personalizada de todo su equipo, ofrece también servicios de atención nutricional y cosmética.
Farmacia Santos-Lecuona. Se trata de la botica que más tiempo ha permanecido abierta en el mismo sitio, el número 52 de la antigua calle La Carrera, en La Laguna, constando ya de 196 años de actividad, con lo que muy pronto cumplirá dos siglos de historia. Empresa familiar cuyo rasgo más significativo es que ha resistido al paso del tiempo “sin mermar ni expandirse” como eje del vínculo genealógico de los Santos y los Lecuona. Pese a tiempos de crisis y a los cambios generacionales, esta empresa ha conseguido mantenerse y hoy en día es un elemento ilustre en la historia del casco antiguo de la Ciudad de los Adelantados, hasta tal punto que las memorias de la familia fueron cedidas, dada su relevancia, al Archivo Histórico. Seis generaciones han regentado la Farmacia Santos desde que fuera fundada en 1822, o quizás un año antes, por el burgalés Olegario Santos López, quien en 1836 fue también fundador de una famosa tertulia de intelectuales laguneros que mantuvo sus reuniones periódicas durante casi un siglo. Valeriano Santos Cámara, hijo del fundador, llegó a ser alcalde de La Laguna y, tras su fallecimiento prematuro, le sucedió en el negocio su hijo Manuel Santos, también un gran activista especialmente en el ámbito de la cultura y uno de los fundadores del Ateneo de La Laguna (1904). El cambio de los Santos a los Lecuona se produce en el cuarto relevo generacional, ante la ausencia de descendencia de Manuel Santos, que adopta a su sobrino Humberto Lecuona Mackay y lo convierte en su heredero. La esencia del negocio que soñó y fundó Olegario Santos aún se conserva entre las paredes del negocio y antigua casa familiar como ejemplo del rico patrimonio de Aguere.
Farmacia El Negrito. Fundada en 1907 en la santacrucera calle Cruz Verde por Bernabé Rodríguez Ballester, convirtiéndose en una de las primeras farmacias del centro de la ciudad. En los años 50 la familia Rodríguez Ballester vendió el negocio al farmacéutico Honorio Fernández, quien lo rehabilitó e intentó cambiarle el nombre, pero entonces el público no la reconocía, por lo que optó por continuar con su denominación popular, que hace honor a una figura de un hombre negro sentado en una butaca leyendo la prensa, que en su día le regaló un cambullonero a su primer propietario. Actualmente, la farmacia cuenta con 14 empleados, que dispensan farmacopea, homeopatía, dermatología, belleza y productos infantiles. Además la farmacia El Negrito destaca por sus fórmulas magistrales que elaboran desde su laboratorio, ubicado dentro del mismo inmueble. La farmacia ha superado algunos contratiempos y crisis económicas, pero como comenta su actual dueña, Encarnación Fernández, El Negrito continuará en la calle Cruz Verde durante mucho tiempo, fiel a su estilo y a su tradición, pero adaptándose a los nuevos cambios tecnológicos.
Farmacia La Estación de Tacoronte. En 1906 abrió en Tacoronte la primera botica del pueblo por José María Roig Sánchez y, en 1934, la adquirió el abuelo del actual propietario, Fernando Domínguez, por lo que el negocio ha venido prestando ininterrumpidamente su servicio durante 112 años. En el año 2014, su actual propietario montó una exposición bajo el título “Viajar a la botica de los abuelos” con todo el material que su abuelo y su padre habían recopilado. Desde recetarios de remedios de los años 20, extraños artilugios para fabricar artesanalmente las píldoras, frascos, ungüentos, máquinas registradoras con timbre, pesarios utilizados para las operaciones de medición desde los años 30, diferentes tipos de microscopios, ampollas para el colirio, jeringuillas de vidrio, centrifugadores, mechos de pico, etc. Y es que para poder abrir antes una botica se necesitaba contar previamente con todo este tipo de instrumentos con los que se elaboraban fórmulas mágicas, remedios y medicamentos. La Farmacia La Estación de Tacoronte sigue siendo un referente en este pueblo gracias al cariño y amabilidad de los profesionales hacia la clientela. Es un lugar donde acudir a por un medicamento, pero también a por un consejo y unas palabras de ánimo. Esta farmacia lleva ya varios años colaborando con la Fundación Canaria Familia Quesada Sánchez.