Mascarilla 19 nació como un recurso de ayuda a las mujeres cuya integridad física, psicológica y/o sexual se encontraba en peligro y que, debido al confinamiento por la pandemia de COVID-19, se vieron aisladas y recluidas en el mismo espacio físico que sus posibles agresores. De hecho, se puso en marcha dos días después del decreto de estado de alarma, y permitió a cualquier mujer en riesgo ser auxiliada de una manera discreta por los medios de los que dispone nuestra comunidad autónoma.
Con su activación, se producía una coordinación inédita, hasta entonces, entre la administración –a través del Instituto Canario de Igualdad–, las fuerzas y cuerpos de seguridad y las farmacias comunitarias, que se presentaron como un recurso cercano, profesional y seguro para las mujeres y sus hijos e hijas.
Mascarilla 19 permitió ayudar a casi 50 mujeres solo en el primer año de activación en las Islas Canarias
Esta solución se extendió tanto por el territorio nacional como internacional gracias a la efectividad de las farmacias en su condición de recurso sanitario esencial, ya que constituyen el punto más cercano en el que una víctima puede solicitar ayuda. Se trata de aprovechar al máximo el potencial de la red de farmacias en la lucha contra este grave problema social que ya se ha saldado con el asesinato de 1.237 mujeres desde 2003, año en el que se empezaron a recopilar los datos.
Mascarilla 19 permitió ayudar a casi 50 mujeres solo en el primer año de activación en las Islas Canarias, algo que ha reforzado el compromiso de los profesionales farmacéuticos con las posibles víctimas. La iniciativa ha resultado efectiva y todavía sigue funcionando en más de 21 países.
Las oficinas de farmacia son aliadas fundamentales por su arraigo territorial, y su personal puede multiplicar la capacidad de llegar a colectivos vulnerables o de detectar riesgos sociales a los que se debe dar respuesta desde las administraciones. Con su activación durante el confinamiento, permitió la existencia de un punto de denuncia en cada barrio, atendido además por profesionales sanitarios sensibles a esta difícil situación por la que pasan algunas mujeres. El procedimiento es sencillo: sin cita previa, con la debida discreción, sin necesidad de que en ningún caso tengan que pasar por el difícil trago de explicar su problema, basta solo con decir «Mascarilla 19». El farmacéutico o farmacéutica, además de ser un sanitario de primer nivel y de ser el primer eslabón en la atención a los pacientes, tiene una gran vocación social, implicándose en el quehacer diario en muchas iniciativas de los barrios y localidades donde se encuentran las oficinas de farmacia.
Esta iniciativa ha obtenido una gran repercusión en los medios de comunicación de todo el mundo, despertando la solidaridad y empatía de toda una sociedad que empezó a implicarse de manera más activa llamando al 112 cuando sentía que en su entorno podía haber algún caso. Ese es el fin último de Mascarilla 19, luchar entre toda la sociedad para evitar más asesinatos de mujeres.
Manuel Ángel Galván es presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Santa Cruz de Tenerife.
*Artículo publicado en la revista Ethic
